25 de marzo de 2017

Moriré a medianoche, por Kyle Baker


Título: Moriré a medianoche.
Autor: Kyle Baker.
Páginas: 62.
Precio: 3,50€.
Editorial: Norma editorial (descatalogado).



(nunca es suficiente)

Comentaba en la anterior entrada que recientemente, más por casualidad que por buscarlo, me había leído dos obras ambientadas en la entrada al siglo XXI. Pues bien, aquí está la segunda, Moriré a medianoche, del muy personal Kyle Baker. Por lo general no suelo reseñar cómics tan difíciles de encontrar, pero por una vez no hará daño. Tampoco suelo poner como sinopsis las que aparecen en la contratapa de los libros, pero hoy estoy por hacer excepciones porque ésta en particular me parece muy buena:

Fin de año. Las buenas noticias son que Muriel ha decidido volver con Larry. Las malas noticias son que Larry se acaba de tragar un bote de pastillas.

Porque ya está, ésta es la sencilla y contundente premisa que da lugar al resto del cómic: un hombre desesperado acaba con su vida y, mientras espera a la muerte, aparece un motivo que le anima a seguir viviendo. El reloj corre ahora en su contra, y deberá luchar por ver el siglo XXI que nunca esperaba conocer. Un planteamiento a la vez simple e ingenioso, que sólo podía continuar con la loca historia de enredos que le sigue. Cada nueva acción derivada de ese comienzo supone un escalón más en el disparate hasta acabar en el delirante clímax, que gracias a esa escalada g r a d u a l, al tono caricaturesco y a algún sorprendente giro no te saca totalmente de la historia por su absurdo.
A la contra de esto juega un protagonista que trata de ser empático por la vía de mostrarse triste y patético, pero que no acaba de conseguir la conexión con el lector, o al menos conmigo no lo consiguió, por lo pueril de sus motivaciones. Por suerte, la fuerza de la historia en sí y su concatenación de situaciones estrafalarias te arrastra para compensar lo tonto que es el pobre Larry. Por cierto, que se parece notablemente a Nicolas Cage, quizá como un guiño a la película El hombre del tiempo, también ambientada en Año Nuevo.

Lo triste es que, a pesar de un desarrollo tan bueno para una historia tan corta, el final deje un regusto algo descafeinado. En unas pocas páginas el cómic se había entregado a un tono de comedia un puntito negra y mundana que escondía un drama aferrado a la soledad y la tristeza. Un relato que, sin ser excesivamente chocante, conseguía ser rompedor. Sin embargo, el final es simple y mucho menos atrevido. Además de que le da la razón a un personaje que habría sido más interesante torturar un poco más.
-¿No has amado nunca a alguien hasta el punto de querer morir por él?
-No.
-¿Y no desearías poder hacerlo?
-Ehm...
¿pues no?

Por suerte, la especial narrativa consigue destacar sobre todo lo demás. El dibujo y la forma de presentar los diálogos recuerdan a un corto animado de Disney, lo que aporta un tono a la historia que te engancha más que cualquier elemento en ella. Y a pesar de ese parecido con un corto de animación, en alguna ocasión se juega con la estructura de las viñetas y con la apreciación de las ilustraciones que son más propias del cómic y se consigue un muy buen resultado. Además, los colores dan literalmente tonos a la historia y te transportan a esta Nueva York en fin de año, llena de luz y a pesar de ello oscura.

Una visita inesperada.
La verdad es que es una pena que una historia que en muy poco tiempo te pone sobre la mesa elementos tan interesantes no sea capaz de cerrarlos adecuadamente. Al menos la lectura se hace amena y disfrutable, especialmente por el particular estilo gráfico volcado en ella. Y es otro ejemplo de cómo la entrada en los 2000 tuvo impacto en la sociedad que ya hemos olvidado, pero que quizás siente las bases de este mundo nuevo en que vivimos.

PUNTUACIÓN:
Ω Ω Ω

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