23 de abril de 2016

Hellboy: el circo de medianoche, por Mike Mignola y Duncan Fegredo

(Qué brutal es el uso del
color
en esta portada)

Título: Hellboy: el circo de medianoche.
Guionista:  Mike Mignola.
Dibujante: Duncan Fegredo.
Páginas: 56.
Editorial: Norma Editorial.
Precio: 10€.











Siempre me ha atraído el universo creado por Mike Mignola para Hellboy porque nos muestra una elevada lírica sobrenatural a través de los ojos de un desengañado y realista demonio muy humano. Por primera vez voy a traer una de sus historias al blog como preludio del análisis que espero hacer de Hellboy en el infierno, la miniserie que está por concluir en Estados Unidos y que promete ser todo un gran evento que explore toda suerte de aspectos desconocidos en el personaje.

La historia nos sitúa en la juventud de Hellboy, mientras es custodiado en la AIDP, la agencia gubernamental estadounidense dedicada a lo paranormal que le acoge. Sintiéndose fuera de su sitio y en plena rebeldía preadolescente, escapa en mitad de la noche, pero se ve atraído como un niño por un payaso tamborilero hacia la carpa de un circo desierto. Pronto el circo se llena de toda suerte de seres sobrenaturales convocados por el payaso que tentarán a Hellboy...
Lo que mencionaba arriba para la serie de Hellboy se cumple de forma perfecta en este número, ya que muestra un mundo de fantasía y lo pone a desfilar delante de un personaje tan mundano como Hellboy. En este caso la historia tiene toda la evocación de los cuentos clásicos, concretamente de Pinocho, una referencia obvia ya por los sucesos del cómic pero que acaban por explicarte a la mitad para que no quede ninguna duda. Quizá podría pedirse un poco más de sutileza en este sentido, aunque supongo que hacía falta dejar explícita la referencia al cuento de Carlo Collodi para hacer la interpretación del mismo que se realiza aquí.
Pinocho sufría de una alarmante falta de visión.
¿Y qué significa eso?
-Lo que decía...

Por otra parte, también es cierto que las referencias aparecidas en los cómics de Hellboy no suelen ser sutiles, también porque tienen cierto ánimo pedagógico que pretende que sean conocidas las leyendas que introduce o, en este caso, el referente literario. Eso sí, éste se traza a través de paralelismos con seres sobrenaturales, fantasmas y demonios, aparte del misterioso payaso tamborilero, que le dan un aire más siniestro y místico al cuento del muñeco de madera.

Lo que más refuerza ese ambiente místico, y además el apartado más impresionante del cómic, es el dibujo. Duncan Fegredo, que ya se ha vuelto habitual compañero de Mignola, fluctúa aquí entre su habitual estilo, similar al del propio Mignola y dominado por las sombras y los ángulos; y un estilo más pictórico y realista, que es el que domina en cuando Hellboy se ve rodeado por el circo. Además, ayudan a esta diferenciación los colores de Dave Stewart, que se muestran planos y vivos al comienzo de la historia pero profundos y apagados desde que irrumpe la invocación en las páginas. Es un salto muy bien llevado y no tan pretendidamente efectista como podría parecer.
Que te me pierdes,
jovencito Hellboy...
El otro elemento que podría ser el más destacado del cómic es que nos permite conocer una pequeña porción de Hellboy en su juventud. Lo cierto es que, siendo una historia tan corta y estando rodeada de tantos encuentros sobrenaturales, no da mucho tiempo a conectar con nuestro protagonista. Eso sí, tenemos lo suficiente de él como para que nos resulte tan simpático como el Hellboy adulto y conocemos algunos pasajes interesantes de cómo fue su crianza en el AIDP.
Hijo de p... 
Shhhh... Los niños no dicen palabrotas. Sobre todo cuando son sus últimas palabras...
-Y por esto los niños no suelen entablar conversación con las fieras del circo...

La forma de concluir la historia, de nuevo, nos lleva a ese ambiente misterioso y evocador. En poco espacio, Mignola demuestra una vez más que domina a la perfección la dinámica de las leyendas, cerrando la historia lo suficiente para que sea un gran final pero dejando abiertas las puertas adecuadas como para que quede un macabro suspense. Como decía, nada nuevo bajo el sol, pero no está de más recordarlo.

Niños, al circo sólo de día...
Al final, ésta no deja de ser otra pequeña historia sobre Hellboy, pero la experimentación en el dibujo, las referencias a Pinocho y la curiosa ambientación en los años mozos del personaje hacen que destaque por encima de la media. Será más interesante para los ya conocedores de Hellboy, pero independientemente de ello es una historia atrapante pese a su brevedad.

PUNTUACIÓN:
Ω Ω Ω Ω

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