11 de abril de 2015

La Ciudad Esmeralda de Oz, de L. Frank Baum, por Eric Shanower y Skottie Young




Título: Clásicos Ilustrados Marvel: La Ciudad Esmeralda de Oz.
Guionista: Eric Shanower(a partir de la obra original de Lyman Frank Baum).
Dibujante: Skottie Young.
Editorial: Panini Cómics.
Páginas: 125. 
Precio: 15 €.










Otra vez vuelvo a hablar sobre las adaptaciones a cómic de esta saga de cuentos modernos. Dorothy viaja en otra ocasión de forma fantasiosa a un mundo delirante. De nuevo voy a alabar la labor artística de Skottie Young. Una vez más trataré de dar con esas frases geniales que en ocasiones se hayan dispersas por esta saga. Pero la diferencia es que esta vez todo tiene un carácter finalizador, porque se trata de una despedida...

Las cosas en Kansas no van bien. Los tíos de Dorothy, Em y Henry, están en la bancarrota y a punto de ser desahuciados. Sin embargo, Dorothy se las ingenia para llevarles con ella al país de Oz, donde la reina Ozma se dispone a acoger a la familia Gale al completo. Pero, al tiempo que los recién llegados descubren el país de fantasía, el Rey Nomo, Rocato el Rojo, está decidido a reunir un ejército con todos los seres malvados que rodean Oz, hacer un túnel hasta la mismísima Ciudad Esmeralda y conquistar y saquear todo lo que encuentren.



Se nos va...
La historia se desarrolla claramente en dos líneas. La primera nos presenta el viaje que realizan Dorothy y sus tíos por Oz, reencontrándose con viejos amigos y conociendo particulares pueblecitos. Cada una de estas localidades, presentadas por primera vez, se basan en conceptos bastante simples que casi se describen con su nombre, como el Reino de los Confusinos o la Aldea Chachareña. Y en la mayoría de estos lugares ni siquiera se desarrollan muchas aventuras, más bien se trata de conocer a sus habitantes en historias que resultan más o menos cómicas debido al carácter especial que tengan esos pueblos, y que en muchos casos terminan de forma terrible, ya sea porque Dorothy y su séquito ocasionan males terribles al lugar que visitan (como sucede en Villabollo o en el País de los Recortables), o bien porque se hacen chistes demasiado estúpidos, como sucede en Utensilia. De modo que esta mitad de la historia es un viaje insulso por el país de Oz revisitando a viejos amigos y conociendo a algunos habitantes curiosos del lugar que poco aportan a la historia.
Dorothy, el terror de Villabollo.
Por otra parte, la otra trama que se desarrolla de forma paralela a ésta me resulta mucho más interesante. Se trata de la que involucra al malvado plan del Rey Nomo, Rocato el Rojo. En ella se involucran los líderes de tres poderosas naciones malvadas en un complot contra el país de Oz: el Jefe de los Whimsies, el Gran Galipote de los Gruñigogos y el Primero y Principal de los Phanfasmas. Juntos unirán a los mayores guerreros de sus pueblos para atacar el mismo corazón de la Ciudad Esmeralda, gracias a un pérfido plan tramado por el nomo Guf, recién nombrado general del Gran Ejército de Nomos, cuya personalidad pasota y su diseño de arisco muñeco de trapo lo convierten en mi personaje preferido de este número. Sin embargo, de todos estos pueblos que se presentan te quedan muchas ganas de saber más y es triste comprobar cómo el Rey Nomo se ha transformado finalmente de la enigmática personalidad que se le atisbaba en un principio a otra de villano histriónico sin más. De modo que, aunque este otro hilo argumental me parezca mejor, el no dedicarle más espacio hace que tampoco sea tan destacable.
-Estas gentes de Oz son buenas, ¿verdad?
-Como la tarta de manzana.
-¿Y felices?
-Como el día es largo.
-¿Y alegres y prósperas?
-¡Mucho!
-Majestad, yo seré vuestro general. Odio a la gente buena, detesto a la gente feliz, me opongo a todos los alegres y prósperos. 
-Guf ante el Rey Nomo.

Lo mejor que puedo ver en la historia de este tebeo es la forma en que cierra las cosas. No sólo porque su final (que por otra parte es MUY previsible) deje cualquier cabo suelto que pudiese buscarse muy bien cerrado, sino por cómo contrarresta el mensaje posiblemente conservador del primer número. Mientras que en la primera parte Dorothy regresa a Kansas diciendo que "no hay nada como el hogar", en esta historia esa idea se encuentra en permanente debate. No obstante, tampoco se puede ver mucho más allá en un cómic que, con apenas apariciones fugaces de los personajes más particulares de la saga, no guarda ya la inteligencia escondida en filosóficas frases que los tomos pasados tuvieron.
Si el Rey Nomo destruye todo Oz, a mí también me destruirá. Esto es demasiado grave.
-Ay, Jack Cabezacalabaza,
si aparecieses más quizá...

Por supuesto, Skottie Young lo hace bien. Siempre ha sido el principal reclamo de esta saga, y aprovecha la gran variedad de pueblos nuevos que se presentan aquí para exagerar su dibujo infantil hasta volverlo más retorcido y sorprendente (sólo hay que ver la deformación exagerada de la Ciudad Esmeralda que se hace en la portada), continuando con la narración sencilla que tan bien le sienta a este cómic. Así, aprovecha para crear algunos de los personajes más estrambóticos de Oz, como a los malvados Whimsies, junto a algunos de los más monos de toda la saga, como es el caso de los conejos que habitan Villabaya. De todas formas, a mí me gusta la forma en que trata a mi muy adorado Guf, que parte del diseño general de todos los nomos y lo hace más viejo y despeluchado. Es muy simple, pero el plástico dibujo de Young hace que casi pueda ver rebotar a ese viejo cascarrabias de un lado a otro.
El muy achuchable ejército de Villabaya.
Pero dejando a un lado el siempre brillante apartado gráfico, todo lo relacionado con el guión de esta entrega apenas tiene pequeños pedazos de la exquisitez de las partes anteriores. La fantasía se desborda como siempre, con una gran cantidad de nuevos personajes que sólo podrían existir en Oz, pero la forma de presentarlos no resulta tan buena como habitúa la saga. No obstante, de las cosas que más me han disgustado es que éste sea el final. La verdad, como cierre puede ser un punto apropiado, como ya he mencionado, pero si hubiesen seguido adaptando los libros originales, en el siguiente, La chica de retazos de Oz, Dorothy habría dejado de ser la protagonista. Y eso es algo que no me agrada teniendo en cuenta que nunca me ha gustado demasiado el personaje y que mi parte favorita es la única en que Dorothy no aparece, El maravilloso mundo de Oz. Pero bueno, habrá que decir adiós en algún momento y supongo que las ventas ya no acompañan tanto a este multipremiado cómic...

PUNTUACIÓN:
Ω Ω Ω

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