3 de agosto de 2014

El camino a Oz, de L. Frank Baum, por Eric Shanower y Skottie Young


Título: Clásicos Ilustrados Marvel: El camino a Oz
Guionista: Eric Shanower(a partir de la obra original de Lyman Frank Baum)
Dibujante: Skottie Young.
Editorial: Panini Cómics.
Páginas: 144.
Precio: 15 €.










Prosigue ya con su quinto número la adaptación a viñetas de la serie de novelas de L. Frank Baum sobre la legendaria tierra de Oz de la mano de Eric Shanower y Skottie Young, y, por lo tanto, prosiguen también las reseñas en este blog, en esta ocasión con una dedicada a una de las partes más criticadas de la saga de Oz: El camino a Oz.

En esta nueva aventura, Dorothy y su perro Totó, una vez más, acaban perdiéndose y llegando sin querer al país de Oz, en el que deberán seguir obedientemente el camino hasta llegar a la Ciudad Esmeralda en donde la princesa Ozma va a celebrar su cumpleaños con una gran fiesta. Por el camino conocerán a nuevos y disparatados seres de fantasía, además de reencontrarse con sus viejos amigos de siempre.

Shanower y Young se enfrentaban en esta ocasión con un gran reto, pues debían adaptar una de las entregas del universo de Oz que peor acogida tuvo cuando se publicó como novela. Y sin embargo, a raíz de lo que yo leía en las primeras páginas no podía comprender por qué. En primer lugar, el variopinto grupo de personajes que acompaña a Dorothy en su "camino a Oz" en este capítulo es de lo mejor que he visto desde El maravilloso mundo de Oz, que particularmente fue mi parte favorita. Me encanta la simpleza y el misterio del niño conocido únicamente como Botón Brillante(que además es el único personaje no malvado capaz de enfadar a Dorothy en repetidas ocasiones), la alegría que desborda y el precioso diseño de la hija del arco iris Policroma y, sobre todo, el Hombre Peludo, un extraño personaje semejante a un vagabundo que tiene una particular visión sobre la vida y una historia que contar para cada situación. En gran medida gracias a él, aunque un poco gracias a cada personaje y situación de esta obra, esta adaptación de Oz recupera las grandes frases absurdas cargadas de muchas lecturas a un nivel que, si bien quizá no iguala a las dos primeras entregas de esta saga, sí que se asemeja a ellas, lo cual es de agradecer tras otro par de secuelas que carecían de esto.
Los caminos no van a ningún sitio, se quedan quietos para que la gente camine sobre ellos.
-El Hombre Peludo demostrando que,
en caso de que los personajes de esta serie existiesen,
serían desesperantes.

Las aventuras por las que estos personajes pasan son también muy imaginativas, y a través de ellas se conocen a multitud de personajes habitantes de ese espacio delirante que es el país de Oz y que tan bien recrea Skottie Young. También como en "El maravilloso mundo de Oz", los personajes van encontrándose en el camino con diversas situaciones a resolver, sin una motivación lineal para todo el viaje. Así pues, los encuentros con el rey Dorro de Villazorro, el rey Rebuznacoces de Villaburro o el peculiar Musicante responden a una estructura más parcelada pero aún así disfrutable y original. Quizá me haya gustado menos el encontronazo con los Escudeleres, unos seres que parecen estar metidos en la historia únicamente para que haya algún malvado al que oponerse por parte de los protagonistas, ya que apenas suponen un problema pasajero y casi anecdótico. Aún así, su diseño y el concepto siguen siendo buenas ideas que quizá podrían haber estado mejor desarrolladas.

En el apartado gráfico, Skottie Young sigue demostrando su pericia e idoneidad para dibujar este fantástico país de Oz. Aunque no destaque al nivel del pasado número, que era para mí el mejor en el apartado gráfico, la sola magnitud de este número, en el que tiene que crear y rehacer a multitud de personajes disparatados, ya lo pone a prueba y sabe salir airoso con creces de ello. De entre todos los nuevos personajes, destaco a Policroma, que, aunque es cierto que era muy fácil hacerla estéticamente vistosa por ser la hija del arco iris, no deja de ser espectacular cada vez que aparece en las viñetas.

Policroma baila mientras llora.
Pues sí.
Y claro, os podéis imaginar lo mucho que me estaba sorprendiendo todo lo positivo de este número cuando iba por más de la mitad teniendo en cuenta que era una de las entregas del mundo de Oz que más habían desilusionado a los lectores. Sin embargo, poco a poco en el tramo final fui dándome cuenta de qué era aquello que tanto había disgustado sobre esta historia. La sensación de mediocridad comencé a tenerla tras el encuentro con Johnny Hazlo y el Estanque de la Verdad, dos situaciones que se resuelven de forma precipitada y que casi parece que se metan con calzador para rellenar. Pero al fin y al cabo, aunque sean dos situaciones que se solventan con dos deus ex machina casi seguidos, esta clase de soluciones rápidas no son algo ajeno a un mundo de fantasía como éste y mucho menos al país de Oz, por lo que apenas les di importancia.

El Hombre Peludo, el nuevo personaje que más me ha gustado,
expresando elocuentemente su posición acerca del
maltrato animal.
La verdadera decadencia de este número viene tras estas situaciones, cuando todo lo que sucede es prácticamente un desfile de personajes de los pasados libros en su reencuentro con Dorothy. Es algo que ya viene estando presente desde la primera de las secuelas del Mago de Oz, pero en otras ocasiones se hacía de forma más rápida o bien se le daba mayor interés (como en Dorothy y el Mago en Oz, cuando se aprovechaba para hacer el juicio a Eureka que finalmente fue tan interesante). Y, aunque es cierto que es interesante saber qué ha sido de esos personajes que protagonizaron entregas pasadas (especialmente curioso me parece el caso de Jack Cabezacalabaza), pronto se hace tedioso ese interminable desfile y verdaderamente me preocupa que en próximos libros estos reencuentros que cada vez van sumando más personajes se hagan tan aburridos como en esta ocasión.

Es cierto que no todo son reencuentros en esa apoteosis final que es la fiesta de cumpleaños de Ozma, la cual es poco menos que insulsa, pero los otros invitados apenas tienen apariciones anecdóticas y son principalmente personajes de libros de Baum. Se nota que la única intención que tenía su aparición es la promoción de las otras obras del escritor y el único destacable de entre esta serie de invitados especiales es esa simpática versión de Papá Noel.
El Espantapájaros sigue siendo mi personaje favorito de esta saga,
y todos los demás también lo quieren.
Así que nos encontramos ante un número verdaderamente difícil de valorar, ya que tiene alguno de los personajes más originales y divertidos de la saga, pero según se va aproximando hacia el final la calidad decrece hasta convertirse en una sucesión excesivamente larga de apariciones estelares sin mucho interés, bajando a un nivel penoso como nunca antes en la misma saga. Creo que el hecho de que Skottie Young mantenga su nivel siempre alto no basta para compensar ese aburrimiento final en el que Baum trata de vendernos pobremente algunos de sus otros personajes de fuera de Oz. Quizá en esta adaptación Shanower y Young poco podían hacer para que terminase bien una obra que de por sí tiene una conclusión pobre que desmerece esos inicios en los que se recobra tan bien el espíritu de las primeras partes de la colección.

PUNTUACIÓN:
Ω Ω Ω

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