28 de octubre de 2013

Punk Rock Jesus, por Sean Murphy



Título: Punk Rock Jesus.
Autor: Sean Murphy.
Páginas: 224.
Editorial: ECC.
Precio: 16,95 €.










Terrorismo, religión, punk, manipulación informativa, falsedad televisiva y sobre todo mucha crítica a todo ello en forma de cómic. Cualquier persona que me conozca un poco sabrá que era inevitable que me sintiese atraído por esta controvertida obra de Sean Murphy.

Punk Rock Jesus se sitúa en un futuro cercano en el que se el afán de una multimillonaria productora televisiva por buscar el próximo gran reality show acaba con la creación del primer ser humano jamás clonado: Jesucristo. En efecto, el material genético de la sábana santa es aprovechado para crear una réplica genética de Jesús, un adorable niño llamado Chris, que es dado a luz por una mujer virgen y cuya vida se retransmite en directo para la población mundial. No obstante, tras haberse criado en el represivo ambiente de ese reality, Chris se rebela contra la sociedad americana al unirse a la banda de punk Los Chalecos Antibalas.

Para mí este cómic tiene dos partes claramente diferenciadas.

En la primera parte se narra básicamente la creación e infancia de Chris. En este punto el argumento se desarrolla de una forma que casi cabría esperar. Se hacen los clásicos guiños religiosos y se presenta la premisa de J2, el reality basado en la segunda venida de Cristo así como sus reacciones desde diferentes secciones de la sociedad. La idea que pretende transmitir esta primera parte es clara e incluso bastante típica: la manipulación de los medios y cómo las empresas televisivas lo harían todo por la audiencia
"Me da igual de dónde viene mi ADN. Tal y como yo lo veo, soy el hijo bastardo de la industria del entretenimiento americana."
-Amén.

Puede que se trate de un concepto típico, que mezcla en su puesta en escena El Show de Truman, La vida de Brian y Jurassic Park(podéis creerme), pero la óptica realista de la historia hace que sea ampliamente disfrutable. Y en gran parte es por el profundo desarrollo de los personajes, desde la joven Gwen, que debe afrontar la locura en que se transforma su vida tras aceptar ser la segunda virgen María; hasta el maquiavélico productor Rick Slate, que moverá los hilos de todos. Chris, por otro lado, será en esta primera parte un elemento de fondo que unirá a todos los personajes entre sí, pero que apenas se desarrollará de forma individual.

"-Tim, necesito música para hacer ejercicio. Slate sólo me deja descargar rock cristiano y música clásica.-Ve a mirar las cosas viejas de Thomas. Creo que dejó algunos discos de punk en su habitación.-¿Qué es punk?"
-El joven Chris ante un punto de inflexión en su vida.
Y que majo es el informático Tim, por cierto.

En la segunda parte, al fin la acción se centra en Chris, que logra escapar del control del programa y se une a una banda de punk, Los Chalecos Antibalas, con todo el revuelo social que ello conlleva. En esta segunda parte la acción es menos realista y se enloquece un poco más. No es nada demasiado surrealista(teniendo en cuenta que hablamos de un cómic sobre el clon punky de Jesucristo), pero mientras en la primera parte la historia estaba llena de tramas realistas y humanas, en esta segunda parte todo se simplifica un poco y las posturas se radicalizan. Ello se puede ver en los personajes que se presentan aquí, fundamentalmente los miembros de Los Chalecos Antibalas, que apenas adquieren desarrollo pero que se disfrutan y de qué manera.

Chris y su carismática y alocada banda.
No obstante, la radicalización y simplificación de los personajes se debe a que están dominados por ideologías. Y esto se relaciona con un aspecto en el que el cómic va ganando puntos: el mensaje que pretende transmitir. De una simple crítica a la mezquindad de los medios y el pobre espectáculo televisivo, la trama evoluciona a cuestionar el papel de las ideologías(ya sean religiosas o todo lo contrario) y su influencia en la propia libertad de las personas
"Hay demasiadas cosas que van mal en este país. Las creencias religiosas tienen consecuencias, y ahora que tengo toda su atención, les voy a dar un poco de su puta medicina."
-Chris profetizando lo que será su carrera musical.

Por lo tanto son dos partes que se complementan de forma perfecta, como un ying y yang en el mismo blanco y negro de los dibujos. Se trata de una trama brillante que te hace disfrutar tanto de sus inicios de gran introspección de los personajes como del desarrollo alocado y caricaturizado que adquieren después, al igual que te transmite a la perfección la simple crítica inicial a los medios como el posterior y profundo mensaje sobre la idoneidad de cualquier ideología.
"¡Que os jodan a todos! ¡Jesús os odia!"
Palabra de Chris.
En concierto.

Y todo el avance de esta trama se desarrolla alrededor de la historia personal de Thomas McKael, el jefe de seguridad que funciona como una especie de ángel de la guardia para Gwen primero y para Chris después. Se trata de una historia que muestra a la perfección el poder que algo tan abstracto como la religión tiene sobre las personas a lo largo de varios momentos, desde su participación en el IRA hasta su abandono de esta organización terrorista y su encuentro con Chris. Un hombre con un don para la muerte que lleva tatuadas en su espalda tantas cruces como víctimas han caído a sus manos, y que se erige de alguna forma como el segundo protagonista de la historia.
Y sí, le llaman El Cementerio,
por razones obvias
Sin embargo, si tengo que destacar un aspecto en negativo de esta historia es el final. Uno se esperaría que con las insidiosas tramas de manipulación tanto genética como social que se han desarrollado a lo largo de la historia, al final aconteciese una revelación que te dejase boquiabierto. No obstante, la única revelación que se lleva a cabo te la hueles desde las primeras viñetas del tomo y no resulta nada chocante. Aún así, el cómic se cierra de forma correcta, tiene lugar una última conversión y te hace preguntarte quién es el verdadero salvador de la raza humana. No está nada mal, pero sigo creyendo que podría ser mejor.

En cuanto al dibujo, no puedo dejar de destacar lo idóneo de tener un dibujo en blanco y negro en una historia que se radicaliza tanto como ésta. Tal vez la expresividad del color no le hubiese venido nada mal, pero la expresividad del trazo de Sean Murphy, que tiene algunas viñetas memorables, suple con creces esa falta. Y hay momentos puntuales en que su dominio de las viñetas sabe conducirte a la perfección junto con otros en los que pretendidamente te pierdes en la maraña de dibujos al describir una sucesión de acontecimientos yuxtapuestos.
 En efecto, hay un oso polar en esta historia.
De hecho, hay dos.
Se trata de una historia que aspira a mucho más de lo que podría parecer y que lo consigue con más o menos eficacia. En definitiva, una profunda reflexión sobre la sociedad abordada desde un punto de vista crítico con pequeñas dosis de ciencia ficción y grandes dosis de punk, pero sobre todo un divertido ejercicio de imaginación en la premisa que merece la pena contemplar en su desarrollo.

PUNTUACIÓN:
Ω Ω Ω Ω

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