20 de septiembre de 2013

Dorothy y el Mago en Oz, de L. Frank Baum, por Eric Shanower y Skottie Young




Título: Clásicos Ilustrados Marvel: Dorothy y el Mago en Oz.
Guionista: Eric Shanower(a partir de la obra original de Lyman Frank Baum).
Dibujante: Skottie Young.
Editorial: Panini Cómics.
Páginas: 187+extras.
Precio: 15 €.







Última de las adaptaciones a cómic situadas en el mundo de Oz publicadas en España, por lo que pararé por ahora de reseñar esta saga. Y curiosa entrega dentro de estos clásicos infantiles, pues introduce algunas novedades que son aire fresco, pero a cambio, como su predecesora, se desprende de algunos de los geniales aspectos que hicieron tan impresionantes los dos primeros cómics de la serie.

Una vez más, Dorothy es quien protagoniza esta historia(por mucho que me encantase la segunda parte en que no aparecía, parece ser que no se va a repetir), junto a su primo Zeb y el mismísimo Mago de Oz, que regresa al país que gobernó durante años, todos acompañados de carismáticos animales que adquieren el don del habla al penetrar en un mundo de fantasía. Pero no llegarán hasta Oz fácilmente, antes deberán atravesar numerosos peligros, que en esta ocasión serán más amenazadores que nunca.

Como dije en la introducción, se trata de un número particularmente extraño dentro de lo que viene siendo la saga de Oz hasta el momento. En primer lugar, todos los personajes protagonistas proceden del mundo real: Dorothy, Zeb, El Mago, la gatita Eureka, el caballo Jim y los nueve cochinillos del Mago. 

Esta novedad viene acompañada de un concepto interesante: los mundos de fantasía no son tan maravillosos. Muchos nuevos personajes, habituados a la tranquilidad y la lógica del mundo real, se encontrarán ahora incómodos en Oz o cualquiera de los otros mundos por los que se desarrolla la historia, y protagonizarán desencuentros con los locos personajes clásicos de la saga. Con ello se introducen matices grises en esta historia infantil en la que los personajes no son tan decididamente buenos o malos, sino más bien diferentes entre sí y particulares de acuerdo a su procedencia.

También es cierto que el desarrollo de esta aventura no favorece que los recién llegados tengan especial afecto por los países de las hadas, ya que no paran de lidiar con peligros muy cercanos y directos: hombres-vegetales que no soportan la presencia de seres de carne, hordas asesinas de gárgolas de madera, cachorros de dragón hambrientos... ¡incluso en el propio país de Oz la mismísima reina Ozma amenaza con condenar a muerte siete veces a la gatita Eureka! Puede que en otras ocasiones a lo largo de esta saga se hayan pasado situaciones críticas, pero no tan peligrosas y numerosas como aquí.
"Si decidierais acercaros más, os tragaríamos en un instante, pero si no lo hacéis, estaréis a salvo"
-Dragones hambrientos,
pero honestos.

Todas estas dificultades recuperan una característica que fue clave en que apreciase tantísimo el segundo tomo: el alocado argumento. Nunca sabes qué sucederá, con la particularidad de que, por lo oscuro de la historia, en esta ocasión siempre te temes lo peor. Particularmente destacable es el final, en el que se sucede el juicio contra Eureka. Analogable con el juicio a Alicia por parte de la Reina de Corazones, se trata de un proceso disparatado en el que todos los personajes clásicos de la saga se involucrarán (con la notable salvedad de Jack Cabezacalabaza, a quien sin embargo el dibujante coloca para disfrute del lector).

En cuanto al dibujo no puedo hacer otra cosa que alabar una vez más al grandioso Skottie Young. De nuevo demuestra que es perfecto para reflejar Oz. Incluso si en la anterior parte me quejaba de su falta de originalidad en cuanto a los diseños, debo decir que en esta es algo que se supera con creces con mundos tan completos como el de las personas vegetales o personajes como el hombre de las trenzas o, mis favoritas indiscutibles en el apartado visual, las gárgolas de madera

Pero mis alabanzas hacia el apartado gráfico no terminan aquí, ya que todavía no he mencionado el espléndido trabajo de Jean-François Beaulieu aportando los colores a los diversos mundos que desfilan por las páginas. El colorista se luce como nunca(o como siempre), combinando su trabajo con el de Young haciendo de este uno de los mejores números gráficamente, quizá el mejor hasta el momento, de toda la saga de Oz en este aspecto concreto.

Por otra parte, este volumen es clave en cuanto a la solidez de esta saga como unidad, ya que el encuentro entre Ozma y el anterior gobernante de Oz, el Mago, produce un interesante repaso a la historia política del país ficticio. Curiosamente, parece ser(de acuerdo a la introducción del propio guionista) que este es uno de los aspectos en los que Eric Shanower se ha inmiscuido más dentro de su afán por reflejar el libro original. La obra de Baum tenía numerosas incoherencias según las partes que la componían avanzaban, y los remiendos de Shanower pretenden superar estas deficiencias, cosa que, he de decir, se consigue de forma muy eficaz.

Por lo tanto este es un número muy especial de la saga de Oz, que incorpora novedades interesantes pero que no recupera algunos aspectos muy positivos como son el brillante ingenio en los diálogos, que tras la anterior parte tengo poca esperanza ya en recuperar. No obstante, diría que se trata del segundo número que más me ha gustado de la serie tras El maravilloso mundo de Oz. Por ello, la puntuación es la misma que en aquel caso, pero las razones son muy distintas.

PUNTUACIÓN:
Ω Ω Ω Ω

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