6 de agosto de 2013

Guía del autoestopista galáctico, por Douglas Adams

La verdad es que opino que
las portadas de esta saga
son horribles.



Título: Guía del autoestopista galáctico.
Autor: Douglas Adams.
Editorial: Anagrama.
Páginas: 296.
Precio: 8,90€.











Como hombre de ventura y explorador del profundo universo amateur que soy, la lectura de este notabilísimo libro no podía quedar fuera de mis querencias lectoras. Sólo con echar un vistazo a los títulos de los libros que componen esta saga de humor y ciencia ficción ya queda claro que nos encontramos ante una serie de historias alejadas de lo común. Y en este primer volumen, titulado Guía del autoestopista galáctico, se confirma la obviedad. Para describir con propiedad los temas de esta historia, recurriré a resumir lo que se nos dice en el primer capítulo: 

En primer lugar es la historia de una catástrofe terrible y algunas de sus consecuencias, como es la destrucción de la Tierra y el exilio por el universo de uno de sus habitantes, Arthur Dent, gracias a la milagrosa intervención de último minuto de su excéntrico amigo, Ford Prefect, quien resultó proceder de un pequeño planeta próximo a Betelgeuse y no de Guilford, como él afirmaba.

En segundo lugar, trata de ese libro tan absolutamente notable que es la Guía del autoestopista galáctico, nunca publicado en la Tierra y que resulta ser mucho mejor para entender el universo que La gran enciclopedia galáctica por diversos motivos.

Además, como añadidos de menor importancia, se nos cuentan algunos datos como quienes son las dos especies terrestres más inteligentes que el ser humano o la respuesta a la gran pregunta de la vida, el universo y todo lo demás.

Y contándonos fundamentalmente estas cuatro cosas, desde el primer capítulo que ya he mencionado, este libro me encandiló. Ese prólogo que empieza por la descripción de la Tierra debo haberlo leído decenas de veces y sólo hace un par de semanas que me terminé este libro. Desde ese momento ya se nos presenta el fresco estilo plagado de humor y descripciones en ocasiones irónicas y en ocasiones directamente absurdas que trata de hacerse pasar por una narración seria, estilo que acompaña a todo el relato, aunque según avanza va perdiendo importancia, sin desaparecer nunca del todo, y los puntos humorísticos vienen dados por los giros y revelaciones de la trama.
"Las naves colgaban en el aire casi de la misma forma en que los ladrillos no lo harían."
¿A quién le importan los convencionalismos en cuanto a narración?
A Douglas Adams desde luego no le importaban.

Una trama que nos conduce hasta los confines del universo, donde cada esquina de cada galaxia es más alocadamente absurda que la anterior. Toda la historia se basa en conceptos totalmente disparatados que, por extraño que pueda parecer, en realidad obedecen a una lógica interna que hace que la historia siga avanzando y no la aceptes simplemente porque es lo que sucede, sino que en realidad te sumerjas en todo ese sinsentido y asientas en señal de conformidad. Así de genial es este mundo, mejor dicho, este universo, creado por Adams.

Como no podía ser de otra manera, por ese universo se mueven personajes integrados felizmente en este absurdo constante, a la cabeza de los cuales se sitúa Arthur Dent, un pobre hombre corriente  que pasa en esta historia de preocuparse por su vida de forma exagerada a estar tan superado por los cósmicos acontecimientos(impresionante el momento en que se describe su reacción a la destrucción de la Tierra) y revelaciones que presencia que acaba por reaccionar con una inusitada frialdad a sucesos de magnitud descomunal. Parecería extraño pero, ¿acaso tendría sentido otra cosa cuando tu planeta entero es destruido de repente y te ves surcando el universo junto a un colega que de repente es un alienígena
"Lo que más solía preocuparle era el hecho de que la gente le preguntara por qué tenía un aspecto tan preocupado."
Narración que nos describe a
Arthur Dent.

Todos los demás personajes tienen su sitio y encajan a la perfección en este viaje a través de las galaxias: Ford Prefect, Tricia McMillan, Marvin el robot... todos y cada uno de ellos tienen una personalidad y su propio y peculiar modo de ver el mundo, que hace que incluso el que menos te esperas te haga sacar una sonrisa en algún momento. De todos ellos, el que más me ha gustado es Zaphod Beeblebrox, presidente de la galaxia. Me encantó mucho la primera vez que lo nombran, cuando se revela el verdadero sentido de tener un presidente de la galaxia, un gag que funciona muy bien como ironía y crítica a la sociedad, en donde podríamos preguntarnos si verdaderamente el papel de los presidentes no será similar; pero es que después, cuando este betelgeusiano de dos cabezas adquiere más importancia, me resulta tremendamente interesante su alocada personalidad y su oscilación constante entre la estúpida brillantez y la inteligencia idiota. Espero que en las entregas sucesivas de esta saga el personaje aparezca más, porque me ha fascinado su impulsividad desmedida  aderezada con una sutil complejidad que le hacen el personaje más imprevisible del libro, elemento que era muy necesario para la marcha del libro.
"-Si hay algo más importante por ahí que mi vanidad quiero atraparlo ahora mismo y pegarle un tiro."
Zaphod Beeblebrox,
¿insoportable o muy insoportable?

De modo que todos estos elementos se combinan para crear el extravagante y único humor de este libro, una mezcla de clásico humor inglés, impactante absurdo e ironía desenfrenada en según qué momentos. Por supuesto, no puedo dejar de mencionar todos esos apartes en los que, en mitad de la historia, ésta se detiene en algún punto concreto para detallarnos un suceso o dato que acaso someramente se relaciona con la trama principal pero que aporta, aparte de unas risas impagables, la sensación de haberse topado con un universo complejo y vasto.

"La Enciclopedia Galáctica define a un robot como un "aparato mecánico creado para realizar el trabajo del hombre". 
El departamento comercial de la Compañía Cibernética Sirius define a un robot como "su amigo de plástico con quien le gustará estar".
La Guía del autoestopista galáctico define al departamento comercial de la Compañía Cibernética Sirius como un "hatajo de pelmazos estúpidos que serán los primeros en ir al paredón cuando llegue la revolución"; hay una nota al pie de página al efecto que dice que los editores recibirán con agrado solicitudes de cualquiera que esté interesado en ocupar el puesto de corresponsal en robótica."
Lo mejor de este fragmento de narración es que no acaba ahí.

Por todo esto, no puedo dejar de recomendar este libro. Una lectura repleta de una comedia peculiar, con unos personajes que son perfectos para ella y una historia disparatada que te revelará alguno de los mayores secretos del universo en clave de humor. Mi puntuación no podía ser otra:

PUNTUACIÓN:
Ω Ω Ω Ω Ω

1 comentario :

  1. Este libro me encanta, es mi favorito del autor Douglas Adams, apenas vi la película basada en la misma obra y me encantó, los hará pasar un buen rato en familia, el director y los actores hicieron un buen trabajo.

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