17 de julio de 2013

Antes de Watchmen: Rorschach, por Brian Azzarello y Lee Bermejo






Esta portada me maravilla y me hace reír
todo en uno.



Tïtulo: Antes de Watchmen: Rorschach.
 
Guionista: Biran Azzarello.
Dibujante: Lee Bermejo
Editorial: ECC.
Números: 4.
Páginas: 32 páginas(cada uno).
Precio: 2,50€(cada uno).








Parece que Brian Azzarello enfocó  sus series en Antes de Watchmen de una forma peculiar. En lugar de tratar de contar la gran historia del Comediante o de Rorschach, lo que nos faltaba por ver, de rellenar ese hueco casi inexistente que podrían buscarse, se limitó a captar su esencia. En la reseña dedicada a la serie del Comediante hemos visto que en ese caso le fue muy bien. La de Rorschach, en colaboración con su colega en algunos especiales de DC, Lee Bermejo, no fue tan bien para mi gusto, aunque no por ello lo veo directamente despreciable. Ya empezó desagradándome cuando vi que para éste, mi personaje favorito, apenas habían reservado cuatro números. Oymandias tiene seis. Ozymandias. Con esa frase debería acabar la reseña, pero venga, vamos a continuar.

En julio de 1977, el justiciero conocido como Rorschach vive rodeado de un mundo podrido y miserable. Como muestra de ello está Rawhead, el mafioso cuya cara cubierta de cicatrices inspira un temor infantil y primario, y El Bardo, un asesino en serie que deja en la frágil carne de las mujeres que asesina confesiones de sus más íntimos pensamientos escritas con su cuchillo. El destino unirá a estas tres mentes perturbadas de forma que quizá afecte a Rorschach incluso en su vida personal.
Soy el hombre solitario que le sigue los pasos al verdugo.
-Autodefinición de Rorschach

La verdad es que el planteamiento de la obra no está mal. Se trata de Rorschach en todo su esplendor, metido en el ambiente más decadente que se puede encontrar en la ciudad más importante del mundo, y lidiando con la peor escoria que la humanidad es capaz de ofrecer. Una escoria de la que se diferencia en cuanto a sus intenciones, puesto que su forma de pensar es muy similar.

Por lo tanto tenemos un planteamiento simple pero que podría dar bastante juego. No obstante, no veo tan bien efectuada la ejecución. En primer lugar, es una historia que se hace excesivamente corta y falta de sustancia. No es aburrida, pero parece como si se tratase de una pequeña anécdota dentro de la vida de Rorschach, como si al leer esta serie de cuatro números hubiésemos visto una historia perteneciente a una serie regular mucho más larga. Y yo creo que el personaje merecía mucho más.
Me recuerda a una escena de Watchmen
desde otro plano.
Gran parte de culpa de que la historia sea así de, digamos, banal, es cosa de los villanos. Rawhead es el típico mafioso pero con una locura exacerbada, probablemente producto de su rostro deforme. Sirve como un elemento más para mostrar el parecido de Rorschach con aquellos contra quienes lucha, pero tengo la sensación de que podrían haber sido más originales y eso le habría aportado mucho más a la trama. Por otra parte, El Bardo, como buen excéntrico asesino en serie, daría para bastante, pero se mantiene en un segundo plano hasta el final, cuando su historia encaja a la perfección al fin con el guión. Y, bueno, otros personajes introducidos para narrarnos un poco la vida de Rorschach cuando no lleva puesta la máscara acaban siendo meras excusas argumentales, cuando pienso que podría haber sido interesante desarrollar esto con mayor propiedad.
Genial cómo juegan las portadas con las manchas de Rorschach.
Y cómo muchas introducen a la historia a la manera Watchmen.
Además de ser tan corta, la historia tiene, a mi entender, pequeños fallos que, si bien no llegan a arruinar la coherencia de la serie, sí que rebajan bastante su nivel. La forma en que Rorschach parece empeñado en destapar su identidad secreta cuando va de civil(sé que es difícil asociar a ambos individuos pero... ¿de verdad nadie lo ve?), la torpeza de los secuaces de Rawhead que no son capaces de matar al héroe en su primer encuentro, la repentina amistad del protagonista con un tigre que le es tan conveniente para librarse de sus enemigos o la debilidad o poca destreza en la lucha que tiene Rorschach en comparación con la obra original son algunos ejemplos. Es decir, son cosas que podrían explicarse u obviarse fácilmente(excepto lo del tigre, esa parte la odio), pero son bastantes pequeñas cosas que acaban siendo difíciles de evitar según avanza la historia.
Creo que me gustan considerablemente más las páginas sin colorear.
Quizá habría sido un recurso interesante dejar así el cómic siendo Rorschach.
Digo yo.
Por decirme algo.
El dibujo de Lee Bermejo transmite a la perfección el mundo sucio y oscuro por el que Rorschach se mueve. Aunque he visto otros trabajos del dibujante junto a Azzarello en los que sobresale más, no está nada mal y consigue crear un ambiente propio en el que el cómic se mueve a lo largo de sus cuatro números. Pero la verdad es que el dibujo queda eclipsado por la narración, la gloriosa narración efectuada por Rorschach en primera persona. De acuerdo, es pretenciosamente efectista, como si todos los diálogos hubiesen sido creados explícitamente para que Rorschach tenga frases lapidarias y geniales, pero es que lo consigue, maldita sea. Y, a pesar de que se note tanto la pretensión de Azzarello, apenas queda forzado en alguna ocasión. Sí que no me gusta la cantidad de tachones que introduce como una marca de realismo cuando se muestra el legendario Diario de Rorschach, pero más que nada porque en el original no había nada así.
-Vete al diablo.
-Planeo hacerlo, una vez me digas cómo llegar ahí.
Guía para hacer interrogatorios,
por Rorschach

En definitiva, un cómic correcto que sin embargo podría haber sido mucho mejor tanto en dibujo como en historia, pero que nos deja una narración excepcional y momentos épicos como el cameo de Travis Binkle, protagonista de Taxi Driver, que lleva al superhéroe en un corto pero interesante trayecto en el que se pueden ver paralelismos entre ambos personajes. Básicamente, nos encontramos en esta serie toda la crudeza y violencia del Rorschach más radical, conducida hacia un final adecuado, pero que tampoco destaca demasiado, como el resto del cómic. No es malo, pero podría haber sido genial. Más aún contando con el que, a mi parecer, es el equipo creativo más acertado de este Antes de Watchmen junto con Straczynski y Hughes haciendo al Doctor Manhattan. Una pequeña decepción, pero no del todo un fracaso.

PUNTUACIÓN:
Ω Ω Ω

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