14 de julio de 2013

Antes de Watchmen: Búho Nocturno, por J.M. Straczynski, Andy Kubert, Joe Kubert y Bill Sienkiewicz








Tïtulo: Antes de Watchmen: Búho Nocturno.

Guionista: John Michael Straczynski.
Dibujante: Andy Kubert(con Joe Kubert y Bill Sienkiewicz)
Editorial: ECC.
Números: 4.
Páginas: 32 páginas(cada uno).
Precio: 2,50€(cada uno).








Qué pena que Joe Kubert, la leyenda del cómic, se despidiese de este mundo con esto. Una verdadera pena. En realidad, su papel es menor, simplemente como entintador de su hijo, Andy Kubert. Probablemente, de no ser porque era él, ni siquiera habría aparecido en la portada de este cómic. Pero fue su última obra, y debo decir que es tristemente mala. Lo adelanto ya, no tengo ninguna queja en cuanto al dibujo. Adoro la expresividad y personalidad de los dibujos de Andy Kubert, aunque a veces tengan posturas extrañas y en sus cómics sea habitual que hablen personajes en posturas o situaciones inverosímiles. Y no tengo ninguna queja hacia la labor en el entintado de Joe Kubert y, hacia los últimos números, de Bill Sienkiewicz. De modo que el dibujo está bien, pero no puede tapar las enormes deficiencias de todo lo demás.

La historia se centra en Dan Dreiberg, un muchacho de suma inteligencia en la era en que los superhéroes eran una celebridad. En esta época se refugiaba  en las aventuras de su héroe, Búho Nocturno, de su vida cotidiana en la que su padre era un maltratador. Una vez el mismísmo Búho Nocturno original le adiestra, recoge el testigo de su nombre y dedica su vida a luchar contra el crimen. Le ayudarán en su cruzada un insólito compañero, Rorschach, y una mujer de dudosa reputación, La Dama del Crepúsculo.

No hay palabras para describir el odio exacerbado que sentía hacia Straczynski por lo que estaba haciendo mientras leía el primer episodio. Todo en él está mal, apartando el dibujo. No sé apenas por dónde empezar.

Veamos, resumiendo, todas las situaciones están caricaturizadas así como los personajes. Durante la infancia de Dreiberg se narra su encuentro con Búho Nocturno gracias a su brillante inteligencia y el maltrato que efectuaba su padre sobre su madre. Pues bien, ambas cosas se presentan de una forma torpe y exagerada. Odio con fiereza que las historias de niños o adolescentes brillantes exageren su inteligencia hasta el absurdo, y esto es lo que sucede aquí. ¿Dreiberg tiene una idea sobre un vehículo volador? ¿Es que ha estudiado ingeniería mientras se sacaba la secundaria? Y también la trama de su madre me parece tratada de una forma patética. El desprecio que su madre siente hacia su padre no es ni siquiera sutil. No soy cercano ni un experto a la violencia de género, pero hasta yo sé que las relaciones de una pareja de ese tipo incluyen una dependencia y sumisión aunque sea a un nivel inconsciente, algo que ni siquiera se atisba por aquí.
¿Soy el único que piensa que Búho Nocturno está enfadado en esta ilustración
por lo que le han hecho a su cómic?
Pero hay una pareja peor tratada que los padres de Dan Dreiberg, y es la que forman Rorschach y Búho Nocturno. Desde el primer momento en que Rorschach aparece se suceden una cantidad desmesurada de diálogos forzados que parecen sacados de una sitcom de pésima calidad. En realidad, casi todos los diálogos del cómic son así de estúpidos, pero en los que hablan Rorschach y Búho Nocturno el nivel de estupidez sube y mucho, cosa que es debida principalmente a que Rorschach no es él mismo en este cómic, sino una especie de parodia mal construida. Es decir, empezando por el hecho de que sea él quien busca a Búho Nocturno para proponerle ser socios, nada de lo que hace se corresponde con el Rorschach de la serie original. Puede que deba ser diferente porque se trata de Rorschach antes de que se radicalizará y asesinase criminales, pero no hasta el nivel de destrozar al personaje. Además, me pone de los nervios la cantidad incontable de veces que dice "hurm". ¡En Watchmen no lo hacía a cada segundo!
"-Tengo ojos en la nuca. -¿En serio? -No, bromeaba. -Porque cuesta averiguarlo con esa máscara. O sea, podrías tener tres ojos y plumas. -Te hace falta sentido del humor.-Eso era mi sentido del humor. -Hurm. -Bueno, lo intentaremos un tiempo. Para ver cómo van las cosas. ¿De acuerdo? -Hurm. -Deja eso ya."
-Una conversación cualquiera entre Rorschach y Búho Nocturno en esta serie.
Inserten risas enlatadas a placer.


No se cargan tanto como a Rorschach al Búho Nocturno original, que en su labor de mentor y segundo padre de Dreiberg parece estar mucho más en su sitio, aunque su actitud parece diferente en cuanto a lo visto en Minutemen y al colegueo que comparte con su sucesor en Watchmen. Además, algunos puntos de su historia pasada no me cuadran demasiado, como el hecho de que tuviese un Cochebúho. Es decir, ese concepto me parece absurdo. En Dreiberg no, porque tenía una herencia que lo justificaba, pero el pobre policía Hollis Mason no sé de dónde sacaría el dinero o cómo se las ingeniaría para adquirir y mantener un Cochebúho. Por lo demás, creo que es quien mejor parado sale de esta serie, y la verdad es que también tiene algunas pifias evitables.
No te atrevas a subirte a ese Cochebúho, Mason.
Lo que sí que me enerva hasta ponerme histérico es que no paren de hacer referencias a la obra original, a cosas que sucederán en el futuro. Siendo una precuela, está claro que algo tiene que haber y nunca están de más esos pequeños guiños, pero es que en este caso son tan obvios y está todo tan recargado de ellos que siento como si Straczynski estuviese dándome pequeños codazos en el hombro mientras arquea las cejas y dice "¿Eh? ¿eh? ¿ves?".
La habitación del joven Dreiberg.
Y estos son todos los fallos que tiene el primer número de esta serie. Sí, sólo el primero, pero en realidad se repiten durante toda la serie: más situaciones exageradas, más personajes caricaturizados, más diálogos forzados, más referencias obvias al futuro que incluso se recrea para que no haya ni una posibilidad de que nos perdamos. Para ser justos, mejora ligeramente según avanza, pero ello no quiere decir que alcance una calidad siquiera correcta. Voy a comentar el par de cosas que cambian o se introducen en los números que quedan que varían en algo lo que ya he mencionado del primer número:

-La Dama del Crepúsculo y su relación con Búho Nocturno. De nuevo, es una situación muy simplificada y tonta pero que según avanza no se lleva tan mal. Empieza de forma estúpida, pero su final que, junto con la trama de Rorschach, es el colofón del cómic, no está tan mal. De hecho, se nota que el personaje se introdujo para hacer ese final, de modo que todo lo demás que vemos hasta ese momento es casi normal que se trate de forma tan estúpida.
Nadie se puede imaginar cuantísimo odié esta escena.
Sólo pondré esta viñeta y no diré más por el bien de mi tensión.
-La forma de tratar a Rorschach, que se hila con el fanatismo religioso y su forma de ver a Búho Nocturno tras empezar a relacionarse con La Dama del Crepúsculo. La verdad es que me sorprendió lo bien que llevaban al personaje desde la mitad del número dos(al principio del mismo no, porque el primer encuentro entre Rorschach y La Dama del Crepúsculo me asquea sobremanera) y durante el tres, pero hacia el final vuelve a caer de nuevo al fango cuando van y le hacen cometer una asesinato, cuando supuestamente Rorschach no mató a nadie hasta tiempo después. Puede que quede bien con el final, pero contradice a la obra original de forma fundamental.
Estaría bien que el apalizado fuera Straczynski en venganza,
pero se trata de un delincuente común.
Uno diría que cualquier autor que se haya atrevido a recibir dinero por hacer una precuela de Watchmen lo haría con honor. Es de suponer que querría esforzarse en dar lo mejor de sí para merecer continuar el legado de Moore y Gibbons. No obstante, a mí me pareció que Straczynski se estaba riendo de todos los lectores al hacer este cómic. En resumen, es todo lo malo que podría imaginarme sobre Antes de Watchmen: un cómic malo, que contradice en algunos puntos a Watchmen, que no cuenta nada de especial relevancia para los personajes y que apenas se dedica a rellenar unos huecos que no existían realmente. Una triste despedida a Joe Kubert que, junto a su hijo y al insigne Bill Sienkiewicz realizan una buena labor en el dibujo.

PUNTUACIÓN:
Ω Ω

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